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Descripcion
Estas islas están vinculadas con el Santuario del dios Pachacámac desde las épocas prehispánicas, a través del mito de Cavillaca y Cuniraya, donde cuentan que en tiempos muy antiguos Cuniraya Huiracocha, tomando la apariencia de un hombre muy pobre se paseaba con su capa cusma hechas harapos. Sin reconocerlo algunos hombres lo trataban de mendigo, este hombre animaba a todas las comunidades con su sola palabra con tan solo arrojar una flor de un cañaveral llamado pupuna, abría una acequia desde su fuente. Así realizando toda clase de hazañas andaba humillando a los demás huacos locales con su saber. Había una vez una mujer llamada cahuillaca que también era huaca era toda una doncella como era muy hermosa todos los huacas y huillcas deseaban acostarse con ella. Pero ella siempre los rechazaba, sucedió que esta mujer que nunca se había dejado tocar por un hombre, estaba tejiendo debajo de un árbol de lúcuma, Cuniyara Huiracocha, gracias a su astucia se convirtió en pájaro y subió al árbol y hallo una lúcuma madura, introdujo su semen en ella y la hizo caer cerca de la mujer. Ella sin vacilar muy contenta se la comió. Así quedo preñada sin que ningún hombre se hubiese acercado a ella. Durante mas o menos un año, crio sola a su hijo, amamantándolo. Siempre se preguntaba de quien podría ser el hijo. Al cumplirse el año, el niño ya andaba a gatas mando llamar a todos los huacas y huillcas para saber quién era el padre. Cuando oyeron el mensaje, todos los huacas se regocijaron mucho y acudieron vestidos con su más fina ropa, cada cual convencido de ser quien Cahuillaca amaría. Esta reunión tuvo lugar en Anchicocha. Cuando llegaron al lugar donde residia esa mujer todos los huacas y huillcas se sentaron entonces ella les hablo”¡Miradlo! Varones, señores, ¡Reconoced a este niño! ¿Quién de vosotros es el padre?”. Y a cada uno le pregunto si era él. Pero ninguno dijo que era su hijo. Cuniraya Huiracocha se había sentado a un lado, como suelen hacer los muy pobres. Despreciándolo, Cahuillaca no le pregunto a él, pues le parecía imposible que su hijo hubiera podido ser engendrado por aquel hombre pobre, habiendo tantos varones hermosos presentes. Como nadie admitía que el niño era su hijo, le dijo a este que fuera el mismo a reconocer a su padre pero antes les explico a los huacas que su hijo se le subirá encima. El niño anduvo a gatas de un extremo al otro de la asamblea pero no se subió encima de ninguno hasta llegar al lugar donde estaba sentado su padre. Enseguida, muy alegre trepo por sus piernas. Cuando su madre lo vio furiosa, grito:” Ay de mí! ¿Cómo habría podido yo dar a luz el hijo de un hombre tan miserable? “Y con estas palabras, cargando a su hijito, se dirigió hacia el mar. Entonces Cuniraya Huiracocha dijo: “¡Enseguida me ha de amar!” y, vistiéndose con un traje de oro, empezó a seguirla; al verlo todos los huacas locales se asustaron mucho. “Hermana Cahuillaca”, la llamo, ¡Mira hacia aquí! Ahora soy muy hermoso” y se irguió iluminando la tierra. Pero Cahuillaca no volvió el rostro hacia él. Con la intención de desaparecer para siempre por haber dado a luz el hijo de un hombre tan horrible y despreciable, se dirigió hacia el mar y llegó al sitio donde en efecto todavía se encuentran dos piedras semejantes a seres humanos, en Pachacámac, mar adentro. Al momento mismo en que llegó allí, se arrojó y se transformó en piedra. Como creía que Cahuillaca iba a verlo, que iba a mirarlo, Cuniraya Huiracocha la seguía a distancia gritándole y llamándole continuamente. Pero ya era muy tarde pues ya se habían convertido ambos en piedra formándose así las Islas Pachacámac, y fue entonces que Cuniraya Huiracocha huyó y emprendió camino hacia las tierras de San Damián de Huarochirí.
Observaciones
Es reconocida por los pobladores como la leyenda más popular del distrito de Pachacámac.
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